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lunes, 3 de agosto de 2009

Dadá



La Negación Dadaísta

Como el titulo lo dice Dadá es una negación. Este movimiento dadaísta nació en Zúrich en 1916. En palabras de Tristan Tzara en 1950 declara:

Dadá nació de una exigencia moral, de una voluntad implacable de alcanzar un absoluto moral, y del sentimiento profundo de que el hombre, en el centro de todas las creaciones del espíritu, debía afirmar su preeminencia sobre las nociones empobrecidas de la sustancia humana, sobre las cosas muertas y sobre los bines mal adquiridos. Dadá nació de una rebelión que entonces era común a todos los jóvenes, una rebelión que exigía una adhesión completa del individuo a las necesidades de su naturaleza, sin consideraciones para con la historia, la lógica, la moral, común, el honor, la patria, la familia, el arte, la religión, la libertad, la fraternidad y tantas otras nociones correspondientes a necesidades humanas…

Tristan Tzara, declara que después de encontrar la palabra Dadá en el diccionario advierte al final de cunetas es un símbolo de rebelión y negación.
Tristan Tzara, Janco, Hans Arp, Hugo Ball y HuelsenBeck son los que conforman el Cabaret de Voltaire de Zúrich, naciendo el dadaísmo en 1916. El dadaísmo de Zúrich de mantuvo en el ámbito de una violenta negación intelectual, el fondo de tal actitud era la protesta contra los falsos mitos de la razón positivista. En le dadaísmo la protesta se llevaba furiosamente a sus últimas consecuencias, a la negación absoluta de la razón.
El expresionista todavía creía en el arte, el dadaísmo rechaza hasta esta noción. Su negación actúa no sólo contra la sociedad, sino contra todo lo que de alguna manera se relaciona con las tradiciones y las costumbres de esa sociedad.
Dadá es antiartístico, antiliterario y antipoético, está contra la belleza eterna, contra la eternidad de los principios, contra las leyes de la lógica, contar la inmovilidad del pensamiento, contra la pureza de los conceptos abstractos y contra la universal en general. Propugna, en cambio, la desenfrenada libertad del individuo, la espontaneidad, lo inmediato, actual y aleatorio, la crónica contra la intemporalidad, la contradicción, el no donde los demás dicen sí y el sí donde los demás dicen no; define la anarquía contra el orden y la imperfección contra la perfección.


También está contra el modernismo, el expresionismo, el cubismo, el futurismo y el abstraccionismo. Ninguna esclavitud, ni siquiera la esclavitud de Dadá sobre Dadá. Dadá debe destruir a Dadá. El dadaísmo no es tanto una tendencia artístico-literaria, cuanto una particular disposición del espíritu; es el acto extremo del antidogmatismo, que se vale de cualquier modo para conducir su batalla.
Lo que interesa a Dadá es más el gesto que la obra; y el gesto se puede hacer en cualquier dirección de las costumbres, de la política, del arte y de las relaciones.
Una sola cosa importa, que tal gesto sea siempre una provocación contra el llamado buen sentido, contra las reglas y contra la ley; en consecuencia, el escándalo es el instrumento preferido por los dadaístas para expresarse.
Los Manifiestos
Los que están con nosotros conservan su libertad. No reconocemos ninguna teoría. Toda forma de aseo susceptible de convertirse en negación de la familia es Dadá; la protesta a puñetazos de todo ser entregado a una acción destructiva es Dadá; la abolición de toda jerarquía y de toda ecuación social de valores establecidos entre los siervos que se hallan entres nosotros los siervos es Dadá; todo objeto, todos los objetos, los sentimientos y las oscuridades, las aspiraciones y el choque preciso de las líneas paralelas son medios de lucha Dadá; abolición de la memoria Dadá; abolición de la arqueología: Dadá; abolición de los profetas: Dadá; abolición del futuro: Dadá; confianza indiscutible en todo dios producto inmediato de la espontaneidad: Dadá; Libertad: Dadá, Dadá, Dadá, aullido de colores encrespado, encuentro de todos los contrarios y de todas las contradicciones, de todo motivo grotesco, de toda incoherencia: la vida.
Lo anterior sin duda son los manifiestos fundamentales del dadaísmo, siendo principalmente textos de Tzara, desde L a premiere aventure céleste de Mr. Antipyrine, de 1916, a los manifiestos de 1918 y 1920. Los principales intelectuales del Dadá son Arp, Baargeld, Van Doesburg, Hausmann, Picabia y Schwitters.
La realidad es que en el momento en que nace Dadá, en el campo del arte ya estaba afirmadas todas las principales tendencias modernas. Así, el dadaísmo terminó siendo anticubista, antifuturista y antiabstraccionista con los medios, los hallazgos y las innovaciones del cubismo, del futurismo y del abstraccionismo.
Esta corriente pasa de Nueva York a Alemania, y final mente termina en Paris. En Nueva York, por ejemplo, cuando es presentada ante mucha socialite burguesa el expositor Arthur Cravan, llega a inaugurar esta exposición borracho, arrastrando una maleta que vació sobre la mesa, desparramando ropa interior sucia y comienza a desabotonarse. Duchamp y Cravan habían actuado como auténticos dadaístas.
En el caso de Alemania el dadaísmo es la culpable del fotomontaje. Ya que Dadá era una especie de crítica cultural, que no se detenía ante nada. Max Ernst, es quien hizo la aportación más aguda de la experiencia del fotomontaje dadaísta.
El Dadaísmo es una corriente o más bien una expresión de hastío ante la guerra, el sufrimiento, la pobreza, la destrucción del ser, la banalidad pura de los burgueses y de cierta manera, un arte que no pretendió ser, para nada, bello, al contrario nunca fue su intención tener un valor, sino más bien yo creo, fue una arma de protesta ante la desigualdad social.
Con el escándalo que acompañaba al dadaísmo, la agitación y las cabezonerías, se buscaba, por parte de los intelectuales, colmar el vacio, la desesperación y la náusea que la guerra y las postguerras habían provocado en ellos.
Era un movimiento de emergencia, no algo que pudiese reestructurarse, encarrilarse por vías más normales, adquirir una patente legal de identidad y elegirse una morada en la que establecerse para toda la vida, era justo y encontraba en la lógica dadaísta, que Dadá matarse a Dadá.
El fin del dadaísmo tiene ahí su explicación. En Berlín de 1920 el dadaísmo se habían terminado y en París su final tendría lugar en 1923. Dadá aspiraba a una verdad humana no desfigurada. Lo decisivo en todo ello es su voluntad de quebrar las fronteras del arte y de l aliteratura para liberar las fuentes mismas de la poesía en el hombre.
Hoy en día me surge la duda de que corriente artística ocupa el lugar del dadaísmo, ya que como termina definiendo Arp (1957); Dadá fue la rebelión de los no creyentes contra los descreídos. Y yo interpreto que fue la lucha de los proletariados contra los burgueses. Pero hoy en día continúa esa lucha de los pobres contra los ricos, del pueblo contra el poder, del indio contra el blanco, por tanto, debe de haber una expresión artística o un movimiento que explote estas batallas, que represente esta lucha inacabable, este hastío ante el dominante. O ¿Acaso será necesario qué vuelva a surgir este movimiento del Dadá?

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